La vida al fin y al cabo, es como un juego:
-En la partida, podemos jugar solos aunque también podemos jugar acompañados de alguien. La persona que nos acompaña, puede ser tanto nuestro rival como nuestro compañero. A medida que avanza la partida, debemos de descubrir cuál de los dos es, según las intenciones que lleve.
-En la partida, podemos jugar solos aunque también podemos jugar acompañados de alguien. La persona que nos acompaña, puede ser tanto nuestro rival como nuestro compañero. A medida que avanza la partida, debemos de descubrir cuál de los dos es, según las intenciones que lleve.
-Podemos ganar, aunque también a veces podemos perder, no siempre se gana.
Cuando ganamos estamos felices, entusiasmados, contentos por haber superado una prueba o un nivel. Sin embargo, cuando perdemos, nos enfadamos, estamos tristes, desilusionados y tal vez nos echemos la culpa.
Cuando
pierdes, tienes la posibilidad de seguir jugando y puede que con práctica
y tiempo acabes ganando, pero para eso tienes que tener mucha
paciencia y ver como pierdas una vez detrás de otra hasta que por fin, puede que lo consigas pero nada está asegurado. La cosa es seguir jugando y no rendirte, si no puedes hacerlo solo, tal vez debieras de buscar a un compañero que te ayudase para ganar esa partida...
Pero hay a veces, que te cansas de perder, entonces te aburres del juego y decides dejarlo abandonado o simplemente tirarlo. ¡GAME OVER!
Pero hay a veces, que te cansas de perder, entonces te aburres del juego y decides dejarlo abandonado o simplemente tirarlo. ¡GAME OVER!
Al fin y al cabo, el juego siempre tiene un final. Unas partidas son más largas, otras más cortas pero ningún juego es eterno.
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