sábado, 9 de abril de 2016

Las mil y una caras de la locura.

Las mil y una caras de la locura


El trabajo va a tratar sobre un video que he encontrado en youtube que se titula Las mil y una caras de la locura. Este video muestra una serie de personas con diferentes enfermedades mentales que van contando sus experiencias.  En el video aparecen varios apartados de los que iré hablando a lo largo del trabajo.
Primero hablamos del delirio, en este fragmento aparecen tres personas esquizofrénicas que expresan como se sienten.

-Basilio es un hombre con veinte años que fue diagnosticado de esquizofrenia. Al ser consciente de ello, pensó que debería trabajar en el campo porque nadie le iba a ofrecer otro trabajo ya que la esquizofrenia es una enfermedad mal vista por la mayoría de la sociedad como todas las enfermedades mentales. Como él dice, fue víctima de la estigmatización y de los prejuicios y todo esto era causado por el desconocimiento de las personas que le estigmatizaban. Hoy día es así, las personas juzgan a otras sin conocer su historia, sin conocerlas a ellas, solo por juzgar.

-Ángel, empezó a escuchar voces. Cuando sus padres se enteraron, su padre lloraba diciendo que su hijo se había vuelto loco. “Una familia comprende que su hijo tiene una enfermedad física pero si es mental, los dejan trastocados”. Hasta los propios padres pueden estigmatizar a sus hijos incluso sin darse cuenta. Muchos de ellos piensan que sería mejor tener una enfermedad física que mental cuando puede que no sea así, claro todo depende del tipo de enfermedades que estemos hablando.  Ángel empezó a valorar las pequeñas cosas de la vida como pueden ser las hojas, moscas y lo valoró porque pasó de ser un zombie a un humano, de no sentirse él a poder vivir como una persona normal.

-Vicente Rubio dijo en su película: Solo: Mi locura no mata a nadie, mi locura es solamente para encontrarte”. Esta frase es cierta, ellos no han elegido tener esa enfermedad que padecen, nosotros no estamos a salvo de sufrir eso. Son personas como nosotros, no debemos de tenerles miedo, muchas veces pueden ser más peligrosos los cuerdos que aquellos que llamamos “locos”.

A continuación hablamos de los olvidados: Gonzalo (Psiquiatra del instituto psiquiátrico José Germain de Leganés) intenta ingresar al menor número de pacientes en ese hospital. Este instituto, es un centro asistencial de salud mental. Años atrás cuando una persona era ingresada no sabíamos cuando saldría o si lo haría algún día y cuando el paciente se portaba de manera incorrecta pasaba a la arrestancia durante un tiempo indeterminado. Gonzalo dice que cada uno de los psiquiatras deberían probar aunque sean pequeñas dosis de neurolépticos para saber los efectos secundarios que provocan y recetarlos  con una mayor conciencia. Él lo hizo.  

Como dice Álvaro Romero (director del psiquiátrico mencionado anteriormente) la evolución ha venido marcada por muchas mejoras. Hubo una disminución de fármacos y por lo tanto una disminución de efectos secundarios. “Este hospital psiquiátrico concilia mejor la seguridad, atención óptima y autonomía del paciente, durante el menor tiempo posible y buscando siempre la entrada y la salida”.

En este video también se habla de una emisora de radio “Fuera de la jaula” realizado por personas con enfermedad mental. Pedro decía que las personas negaban su realidad y por lo tanto empezó a expresar sus sentimientos en canciones y así fue como poco a poco la gente le fue entendiendo. Muchas veces las personas que no son capaces de contar sus problemas a alguien bien porque saben que no les comprenderán o simplemente porque no quieren, se refugian en otras cosas. En el caso de Pedro el hacer canciones, para él eso es una forma de expresar su frustración o las diferentes cosas que sienta, el papel es algo que nunca le juzgará por lo que dice ni le reprochará nada.

Aparece una psicóloga que dice que necesitamos sitios donde contemos con las personas y no las tratemos como pacientes. Estas personas deben sentirse queridas por lo que son, todo el mundo tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles y los aceptamos, con estas personas debemos hacer exactamente igual porque son como nosotros, por eso mismo, debemos tratarlos como lo que son, personas.

Como bien dice Paula (padece esquizofrenia), ella es humana, no tiene por qué avergonzarse de haberlo pasado mal, al fin y al cabo todo el mundo lo pasa mal tanto por unas cosas como por otras. Ella quiere darle un nuevo significado a la locura ya que tiene una alteración negativa y la sociedad no la acepta plantándoles una etiqueta a esas personas. Paula desea recuperar esa palabra para darle un significado bonito.

María (Jefa psiquiátrica) dice que el servicio es amplio. Es un hospital pequeño pero atiende a los pacientes en situaciones de crisis traumáticas e intenta que esos ingresos no supongan un mayor trauma para ellos. En los pasillos de ese hospital se está tranquilo, las duchas están acondicionadas y tanto en los baños como en las habitaciones no tienen objetos de cristal con los que poder dañarse. Los ingresos se intenta que sean lo más cortos posibles durante una estancia media de quince días para que el paciente pueda volver a su vida habitual con su familia.

Lola (diagnosticada de trastorno bipolar y esclerosis múltiple) se sentía bien, la reina del mundo pero la gente la veía extraña. Al contárselo a sus familiares y estos decirles que debía de ir a un hospital calló en una depresión incluso deseando su muerte, tenía pensamientos suicidas pero sin embargo nunca lo intentó. Muchas personas con trastornos de bipolaridad no pueden controlar su cuerpo y acaban suicidándose debido a los brotes que padecen, por eso mismo debemos darles el cuidado que necesitan y permanecer al lado de ellos aceptándolos tal y como son.

Muchas veces se produce el doble estigma, hay personas que se encuentran en centros penitenciarios y también sufren trastornos mentales por lo que la sociedad los ven aún más peligrosos y piensan que no deben estar cerca de ellos ya que su vida puede correr algún riesgo.

Una mujer penitenciaria decía que si no hubiera entrado en prisión ya estaría muerta o podría haber matado a alguna persona, pensaba que entrar en la cárcel era lo mejor que le había podido pasar porque gracias a psicólogos ha llegado a ser otra persona, una persona diferente y capaz de seguir hacia delante yendo por un buen camino.

Según el código penal, las personas con trastorno mental que cometen delitos son imputables, a cambio se toman medidas de seguridad en establecimientos adecuados.

En este reportaje son ellos mismos los que dicen haber sufrido la estigmatización de la sociedad. Parece mentira que hoy día se sigan considerando estas personas como anormales, tendemos a implantar etiquetas a otras personas incluso sin conocerlas, sin saber como son, sin saber nada de ellas, seguimos tachándolas como enfermas mentales, como locos y personas peligrosas a las que no podemos acercarnos por si nos ocurre algo.

Pienso que nadie sabe lo que realmente se siente si no lo está sufriendo o si no conocen a nadie cercano quien lo padezca, esas son las personas que verdaderamente se pueden poner en el lugar de ellos y pensar antes de decir o hacer algo que pueda perjudicarles. Ni yo misma se lo que sienten, pero puedo ponerme mínimamente en el lugar de otras personas y aunque no sepa sus historias puedo apoyarlas. Aunque muchas veces, he caído en la trampa de la estigmatización y eso es algo que intento cambiar, quiero conocer a las personas y cuando las conozca tendré el derecho de decir como son, mientras tanto no.

Para acabar con la estigmatización creo que deberíamos tratar con las personas a las que “tenemos miedo”, ver que son personas como nosotros que pueden querer y pueden ser queridas sin ningún tipo de problema, que nuestra vida no corre peligro a su lado. Ellos saben valerse por sí mismos aunque necesiten un poco de ayuda. Si tratamos con estas personas de cerca, podremos saber aunque sea un poco como se sienten, como son, y nos daremos cuenta del grave error que cometimos al juzgarlos.

Los prejuicios quedan marcados en las personas para siempre llevando muchas veces a grandes depresiones e incluso a suicidios. ¿Tenemos el derecho nosotros de acabar con alguna vida? Obviamente no. No solo estigmatizamos a los enfermos mentales, sino también a personas simplemente por su apariencia o por su inocencia (bullying). Lo hacen para sentirse superiores a otros  y eso solo refleja su complejo de inferioridad.

 El estigma ha ido de generación en generación, los padres pueden influir en sus hijos, si los padres tienen miedo o rechazan a un enfermo mental, influirán en sus hijos y harán que ellos les traten igual y sientan lo mismo.

Como dice una frase: “Mi enfermedad mental tiene tratamiento, ¿tu prejuicio tiene cura?”. Esta fue una frase que me encantó porque es muy cierta, las personas que padecen una enfermedad mental tienen un tratamiento, sin embargo las personas con prejuicios vivirán con ellos toda su vida, dejándose llevar y perdiéndose las cosas maravillosas que hay en la vida.


Quiero decir, que alguna vez en mi vida, aunque quiera centrarme en otra cosa, me gustaría tratar con estas personas para poder ayudarlas en lo que pueda e intentar entenderlas y aceptarlas por lo que son.