Las mil y una caras de la locura
El
trabajo va a tratar sobre un video que he encontrado en youtube que se titula Las mil y una caras de la locura. Este
video muestra una serie de personas con diferentes enfermedades mentales que
van contando sus experiencias. En el
video aparecen varios apartados de los que iré hablando a lo largo del trabajo.
Primero
hablamos del delirio, en este fragmento aparecen tres personas esquizofrénicas
que expresan como se sienten.
-Basilio
es un hombre con veinte años que fue diagnosticado de esquizofrenia. Al ser
consciente de ello, pensó que debería trabajar en el campo porque nadie le iba
a ofrecer otro trabajo ya que la esquizofrenia es una enfermedad mal vista por
la mayoría de la sociedad como todas las enfermedades mentales. Como él dice,
fue víctima de la estigmatización y de los prejuicios y todo esto era causado
por el desconocimiento de las personas que le estigmatizaban. Hoy día es así,
las personas juzgan a otras sin conocer su historia, sin conocerlas a ellas,
solo por juzgar.
-Ángel,
empezó a escuchar voces. Cuando sus padres se enteraron, su padre lloraba
diciendo que su hijo se había vuelto loco. “Una familia comprende que su hijo
tiene una enfermedad física pero si es mental, los dejan trastocados”. Hasta
los propios padres pueden estigmatizar a sus hijos incluso sin darse cuenta.
Muchos de ellos piensan que sería mejor tener una enfermedad física que mental
cuando puede que no sea así, claro todo depende del tipo de enfermedades que
estemos hablando. Ángel empezó a valorar
las pequeñas cosas de la vida como pueden ser las hojas, moscas y lo valoró
porque pasó de ser un zombie a un humano, de no sentirse él a poder vivir como
una persona normal.
-Vicente
Rubio dijo en su película: Solo: “Mi locura no mata a nadie, mi locura es
solamente para encontrarte”. Esta frase es cierta, ellos no han elegido
tener esa enfermedad que padecen, nosotros no estamos a salvo de sufrir eso. Son
personas como nosotros, no debemos de tenerles miedo, muchas veces pueden ser
más peligrosos los cuerdos que aquellos que llamamos “locos”.
A
continuación hablamos de los olvidados: Gonzalo (Psiquiatra del instituto
psiquiátrico José Germain de Leganés) intenta ingresar al menor número de
pacientes en ese hospital. Este instituto, es un centro asistencial de salud
mental. Años atrás cuando una persona era ingresada no sabíamos cuando saldría
o si lo haría algún día y cuando el paciente se portaba de manera incorrecta
pasaba a la arrestancia durante un tiempo indeterminado. Gonzalo dice que cada
uno de los psiquiatras deberían probar aunque sean pequeñas dosis de
neurolépticos para saber los efectos secundarios que provocan y recetarlos con una mayor conciencia. Él lo hizo.
Como dice
Álvaro Romero (director del psiquiátrico mencionado anteriormente) la evolución
ha venido marcada por muchas mejoras. Hubo una disminución de fármacos y por lo
tanto una disminución de efectos secundarios. “Este hospital psiquiátrico concilia mejor la seguridad, atención
óptima y autonomía del paciente, durante el menor tiempo posible y buscando
siempre la entrada y la salida”.
En este
video también se habla de una emisora de radio “Fuera de la jaula” realizado por personas con enfermedad mental.
Pedro decía que las personas negaban su realidad y por lo tanto empezó a
expresar sus sentimientos en canciones y así fue como poco a poco la gente le
fue entendiendo. Muchas veces las personas que no son capaces de contar sus
problemas a alguien bien porque saben que no les comprenderán o simplemente
porque no quieren, se refugian en otras cosas. En el caso de Pedro el hacer
canciones, para él eso es una forma de expresar su frustración o las diferentes
cosas que sienta, el papel es algo que nunca le juzgará por lo que dice ni le
reprochará nada.
Aparece
una psicóloga que dice que necesitamos sitios donde contemos con las personas y
no las tratemos como pacientes. Estas personas deben sentirse queridas por lo
que son, todo el mundo tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles y los
aceptamos, con estas personas debemos hacer exactamente igual porque son como
nosotros, por eso mismo, debemos tratarlos como lo que son, personas.
Como bien
dice Paula (padece esquizofrenia), ella es humana, no tiene por qué
avergonzarse de haberlo pasado mal, al fin y al cabo todo el mundo lo pasa mal
tanto por unas cosas como por otras. Ella quiere darle un nuevo significado a
la locura ya que tiene una alteración negativa y la sociedad no la acepta plantándoles
una etiqueta a esas personas. Paula desea recuperar esa palabra para darle un
significado bonito.
María
(Jefa psiquiátrica) dice que el servicio es amplio. Es un hospital pequeño pero
atiende a los pacientes en situaciones de crisis traumáticas e intenta que esos
ingresos no supongan un mayor trauma para ellos. En los pasillos de ese
hospital se está tranquilo, las duchas están acondicionadas y tanto en los
baños como en las habitaciones no tienen objetos de cristal con los que poder
dañarse. Los ingresos se intenta que sean lo más cortos posibles durante una
estancia media de quince días para que el paciente pueda volver a su vida
habitual con su familia.
Lola
(diagnosticada de trastorno bipolar y esclerosis múltiple) se sentía bien, la
reina del mundo pero la gente la veía extraña. Al contárselo a sus familiares y
estos decirles que debía de ir a un hospital calló en una depresión incluso
deseando su muerte, tenía pensamientos suicidas pero sin embargo nunca lo
intentó. Muchas personas con trastornos de bipolaridad no pueden controlar su
cuerpo y acaban suicidándose debido a los brotes que padecen, por eso mismo
debemos darles el cuidado que necesitan y permanecer al lado de ellos
aceptándolos tal y como son.
Muchas
veces se produce el doble estigma, hay personas que se encuentran en centros
penitenciarios y también sufren trastornos mentales por lo que la sociedad los
ven aún más peligrosos y piensan que no deben estar cerca de ellos ya que su
vida puede correr algún riesgo.
Una mujer
penitenciaria decía que si no hubiera entrado en prisión ya estaría muerta o
podría haber matado a alguna persona, pensaba que entrar en la cárcel era lo mejor
que le había podido pasar porque gracias a psicólogos ha llegado a ser otra
persona, una persona diferente y capaz de seguir hacia delante yendo por un
buen camino.
Según el
código penal, las personas con trastorno mental que cometen delitos son imputables,
a cambio se toman medidas de seguridad en establecimientos adecuados.
En este
reportaje son ellos mismos los que dicen haber sufrido la estigmatización de la
sociedad. Parece mentira que hoy día se sigan considerando estas personas como
anormales, tendemos a implantar etiquetas a otras personas incluso sin
conocerlas, sin saber como son, sin saber nada de ellas, seguimos tachándolas
como enfermas mentales, como locos y personas peligrosas a las que no podemos
acercarnos por si nos ocurre algo.
Pienso
que nadie sabe lo que realmente se siente si no lo está sufriendo o si no
conocen a nadie cercano quien lo padezca, esas son las personas que
verdaderamente se pueden poner en el lugar de ellos y pensar antes de decir o
hacer algo que pueda perjudicarles. Ni yo misma se lo que sienten, pero puedo
ponerme mínimamente en el lugar de otras personas y aunque no sepa sus
historias puedo apoyarlas. Aunque muchas veces, he caído en la trampa de la
estigmatización y eso es algo que intento cambiar, quiero conocer a las
personas y cuando las conozca tendré el derecho de decir como son, mientras
tanto no.
Para
acabar con la estigmatización creo que deberíamos tratar con las personas a las
que “tenemos miedo”, ver que son personas como nosotros que pueden querer y pueden
ser queridas sin ningún tipo de problema, que nuestra vida no corre peligro a
su lado. Ellos saben valerse por sí mismos aunque necesiten un poco de ayuda.
Si tratamos con estas personas de cerca, podremos saber aunque sea un poco como
se sienten, como son, y nos daremos cuenta del grave error que cometimos al
juzgarlos.
Los
prejuicios quedan marcados en las personas para siempre llevando muchas veces a
grandes depresiones e incluso a suicidios. ¿Tenemos el derecho nosotros de
acabar con alguna vida? Obviamente no. No solo estigmatizamos a los enfermos
mentales, sino también a personas simplemente por su apariencia o por su
inocencia (bullying). Lo hacen para sentirse superiores a otros y eso solo refleja su complejo de
inferioridad.
El estigma ha ido de generación en generación,
los padres pueden influir en sus hijos, si los padres tienen miedo o rechazan a
un enfermo mental, influirán en sus hijos y harán que ellos les traten igual y
sientan lo mismo.
Como dice
una frase: “Mi enfermedad mental tiene
tratamiento, ¿tu prejuicio tiene cura?”. Esta fue una frase que me encantó
porque es muy cierta, las personas que padecen una enfermedad mental tienen un
tratamiento, sin embargo las personas con prejuicios vivirán con ellos toda su
vida, dejándose llevar y perdiéndose las cosas maravillosas que hay en la vida.
Quiero
decir, que alguna vez en mi vida, aunque quiera centrarme en otra cosa, me
gustaría tratar con estas personas para poder ayudarlas en lo que pueda e
intentar entenderlas y aceptarlas por lo que son.