domingo, 23 de octubre de 2016

Injusticias...

Vivimos en un mundo donde predomina la injusticia, un mundo donde no importa lo que hagamos porque no pueden tocarnos, podemos violar, abusar, maltratar, reírnos de las personas e incluso matar que como mucho lo que nos puede pasar es estar un añito en la cárcel y luego para casita. ¿Cómo quieren que respetemos a otras personas, que nos comportemos como seres humanos si es la misma justicia la que nos impone saltarnos la ley?

 Es muy fácil cerrar los ojos ante las desgracias ajenas a cambio de una gran cantidad de dinero, yo, yo y yo, eso es lo que verdaderamente les importa, las personas no le importan una mierda, tan solo son seres despreciables en los que no se pueden confiar. Ahora tan solo pido, que alguno de ellos pensara por un momento  que a esa persona a la que supuestamente están “defendiendo” es a su hijo/a. ¿Qué pasaría si los hijos de estos estuvieran en manos de otras personas que hicieran lo mismo que ellos? ¿Se quedarían de brazos cruzados? Pero claro, ninguno se pone en el lugar de otro porque en este mundo importa más el dinero que salvar a una persona. 

Es irónico, porque, si no podemos confiar en la justicia, policías, abogados, psicólogos, fiscales… ¿en quién podemos confiar? ¿Quién nos garantiza que vamos a ser tratados como seres humanos que necesitan respeto? Siento lástima, pena por aquellas personas que se venden, aquellas personas que no sienten vocación por su carrera y lo hacen por estudiar algo, porque hay que trabajar, porque tienen que comer.

Aparte de todo esto, todo es dinero, sin dinero estamos muertos, sin dinero no somos nadie. ¿Quieres un buen psicólogo? Págale,  ¿Quieres un buen abogado? Paga. Todo se mueve alrededor del dinero y la persona que ofrece más dinero por algo es la que sale ganando porque lo único que vale es llenarse los bolsillos aunque supongo que poco vale eso si tienes el corazón vacío. ¿La felicidad la da el dinero? Bueno, puedes irte de vacaciones, comprarte una casa, pagarte un hotel, comprarte un buen coche, pero, ¿de qué sirve eso si no puedes compartirlo con nadie?


Nunca entenderé porqué esas personas pueden tener la conciencia tranquila después de hacer todo lo que hacen. Sinceramente pienso que aquellas personas que no estén seguras de a qué deberían dedicarse, no se metan en una carrera que tenga que ver con ayudar al ser humano, que aquellas personas que estudien psicología, derecho, trabajo social… sea por vocación y por nada más, no por estudiar algo. Que la única prioridad sea ayudar a los otros para así poder hacer un mundo mejor, para así poder ver a las personas sonriendo y no con la cabeza gacha, para así poder hacer felices a otros y a la vez ser felices nosotros pero claro, supongo que esto tan solo es una utopía ya que nunca va a pasar, supongo que ese sería mi mundo ideal, un mundo que nunca ha existido y probablemente que no existirá.

Resultado de imagen de justicia corrupta

jueves, 2 de junio de 2016

¿Quién queda ahí?

Hay veces en las que tal vez necesitamos expresarnos y no lo hacemos por cualquier razón, tal vez por miedo, por desconfianza… 
Llega un momento en el que olvidas expresar como te sientes si no lo pones en práctica, un momento en el que piensas que ya nadie va a poder entenderte porque ni tú misma lo haces. Tal vez a veces necesitamos a ese alguien que nos pregunte si estamos bien, y que a la primera vez que le respondas que sí, te mire a los ojos y no se lo crea. Tal vez necesitamos a una persona en la que podamos confiar y poderle contar así lo que nos preocupe sin temor a que nos pueda juzgar, con esa libertad que necesitamos. Es como si a la vez necesitáramos confiar en alguien pero no podemos, por mucho que nos prometemos hablar cuando algo nos molesta o nos sentimos mal, al final acabaremos fingiendo que estamos bien, que no nos ocurre nada, cuando en realidad no sea eso lo que sintamos.

En ocasiones, optamos por seguir el camino de no pensar, de no darle vueltas a aquello que sentimos e ignorarlo pero no nos damos cuenta de que así solo seguimos pudriéndonos por dentro y además ya no sabemos reconocer ni cuándo ni por qué estamos mal porque nos hemos acostumbrado a sonreír y al final, nos hemos acabado por creer lo que pretendemos que los demás vean en nosotros.

A medida que la vida avanza, te das cuenta de que la gente dice demasiadas cosas, demasiadas cosas que luego no serán ciertas. Quisiera saber cuántas personas de las que me dijeron que siempre estarían conmigo, siguen a mi lado. Personas a las que les tienes aprecio van desapareciendo de tu vida, a excepción de las que ya desaparecieron del todo y ahí te das cuenta de que tu cariño es más fuerte que el de otras personas y eso es algo que nos perjudica. El querer más de lo que nos quieren, puede que haya gente que piense que es una virtud el querer demasiado a las personas pero pienso no es bueno ya que no recibimos el mismo cariño del que damos, no es recíproco. Quizás estemos haciendo algo mal, tal vez sean ellos quienes lo hacen mal, no losé.   

Es como si cada vez me costara más escribir, algo que antes no me suponía ningún esfuerzo y las palabras salían solas porque realmente no me importaba el decir cualquier cosa ahora es como que cuido más las palabras y se me hace más cansado.

Podría decir muchas más cosas pero prefiero dejarlo aquí, tal vez escriba más adelante. 

sábado, 9 de abril de 2016

Las mil y una caras de la locura.

Las mil y una caras de la locura


El trabajo va a tratar sobre un video que he encontrado en youtube que se titula Las mil y una caras de la locura. Este video muestra una serie de personas con diferentes enfermedades mentales que van contando sus experiencias.  En el video aparecen varios apartados de los que iré hablando a lo largo del trabajo.
Primero hablamos del delirio, en este fragmento aparecen tres personas esquizofrénicas que expresan como se sienten.

-Basilio es un hombre con veinte años que fue diagnosticado de esquizofrenia. Al ser consciente de ello, pensó que debería trabajar en el campo porque nadie le iba a ofrecer otro trabajo ya que la esquizofrenia es una enfermedad mal vista por la mayoría de la sociedad como todas las enfermedades mentales. Como él dice, fue víctima de la estigmatización y de los prejuicios y todo esto era causado por el desconocimiento de las personas que le estigmatizaban. Hoy día es así, las personas juzgan a otras sin conocer su historia, sin conocerlas a ellas, solo por juzgar.

-Ángel, empezó a escuchar voces. Cuando sus padres se enteraron, su padre lloraba diciendo que su hijo se había vuelto loco. “Una familia comprende que su hijo tiene una enfermedad física pero si es mental, los dejan trastocados”. Hasta los propios padres pueden estigmatizar a sus hijos incluso sin darse cuenta. Muchos de ellos piensan que sería mejor tener una enfermedad física que mental cuando puede que no sea así, claro todo depende del tipo de enfermedades que estemos hablando.  Ángel empezó a valorar las pequeñas cosas de la vida como pueden ser las hojas, moscas y lo valoró porque pasó de ser un zombie a un humano, de no sentirse él a poder vivir como una persona normal.

-Vicente Rubio dijo en su película: Solo: Mi locura no mata a nadie, mi locura es solamente para encontrarte”. Esta frase es cierta, ellos no han elegido tener esa enfermedad que padecen, nosotros no estamos a salvo de sufrir eso. Son personas como nosotros, no debemos de tenerles miedo, muchas veces pueden ser más peligrosos los cuerdos que aquellos que llamamos “locos”.

A continuación hablamos de los olvidados: Gonzalo (Psiquiatra del instituto psiquiátrico José Germain de Leganés) intenta ingresar al menor número de pacientes en ese hospital. Este instituto, es un centro asistencial de salud mental. Años atrás cuando una persona era ingresada no sabíamos cuando saldría o si lo haría algún día y cuando el paciente se portaba de manera incorrecta pasaba a la arrestancia durante un tiempo indeterminado. Gonzalo dice que cada uno de los psiquiatras deberían probar aunque sean pequeñas dosis de neurolépticos para saber los efectos secundarios que provocan y recetarlos  con una mayor conciencia. Él lo hizo.  

Como dice Álvaro Romero (director del psiquiátrico mencionado anteriormente) la evolución ha venido marcada por muchas mejoras. Hubo una disminución de fármacos y por lo tanto una disminución de efectos secundarios. “Este hospital psiquiátrico concilia mejor la seguridad, atención óptima y autonomía del paciente, durante el menor tiempo posible y buscando siempre la entrada y la salida”.

En este video también se habla de una emisora de radio “Fuera de la jaula” realizado por personas con enfermedad mental. Pedro decía que las personas negaban su realidad y por lo tanto empezó a expresar sus sentimientos en canciones y así fue como poco a poco la gente le fue entendiendo. Muchas veces las personas que no son capaces de contar sus problemas a alguien bien porque saben que no les comprenderán o simplemente porque no quieren, se refugian en otras cosas. En el caso de Pedro el hacer canciones, para él eso es una forma de expresar su frustración o las diferentes cosas que sienta, el papel es algo que nunca le juzgará por lo que dice ni le reprochará nada.

Aparece una psicóloga que dice que necesitamos sitios donde contemos con las personas y no las tratemos como pacientes. Estas personas deben sentirse queridas por lo que son, todo el mundo tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles y los aceptamos, con estas personas debemos hacer exactamente igual porque son como nosotros, por eso mismo, debemos tratarlos como lo que son, personas.

Como bien dice Paula (padece esquizofrenia), ella es humana, no tiene por qué avergonzarse de haberlo pasado mal, al fin y al cabo todo el mundo lo pasa mal tanto por unas cosas como por otras. Ella quiere darle un nuevo significado a la locura ya que tiene una alteración negativa y la sociedad no la acepta plantándoles una etiqueta a esas personas. Paula desea recuperar esa palabra para darle un significado bonito.

María (Jefa psiquiátrica) dice que el servicio es amplio. Es un hospital pequeño pero atiende a los pacientes en situaciones de crisis traumáticas e intenta que esos ingresos no supongan un mayor trauma para ellos. En los pasillos de ese hospital se está tranquilo, las duchas están acondicionadas y tanto en los baños como en las habitaciones no tienen objetos de cristal con los que poder dañarse. Los ingresos se intenta que sean lo más cortos posibles durante una estancia media de quince días para que el paciente pueda volver a su vida habitual con su familia.

Lola (diagnosticada de trastorno bipolar y esclerosis múltiple) se sentía bien, la reina del mundo pero la gente la veía extraña. Al contárselo a sus familiares y estos decirles que debía de ir a un hospital calló en una depresión incluso deseando su muerte, tenía pensamientos suicidas pero sin embargo nunca lo intentó. Muchas personas con trastornos de bipolaridad no pueden controlar su cuerpo y acaban suicidándose debido a los brotes que padecen, por eso mismo debemos darles el cuidado que necesitan y permanecer al lado de ellos aceptándolos tal y como son.

Muchas veces se produce el doble estigma, hay personas que se encuentran en centros penitenciarios y también sufren trastornos mentales por lo que la sociedad los ven aún más peligrosos y piensan que no deben estar cerca de ellos ya que su vida puede correr algún riesgo.

Una mujer penitenciaria decía que si no hubiera entrado en prisión ya estaría muerta o podría haber matado a alguna persona, pensaba que entrar en la cárcel era lo mejor que le había podido pasar porque gracias a psicólogos ha llegado a ser otra persona, una persona diferente y capaz de seguir hacia delante yendo por un buen camino.

Según el código penal, las personas con trastorno mental que cometen delitos son imputables, a cambio se toman medidas de seguridad en establecimientos adecuados.

En este reportaje son ellos mismos los que dicen haber sufrido la estigmatización de la sociedad. Parece mentira que hoy día se sigan considerando estas personas como anormales, tendemos a implantar etiquetas a otras personas incluso sin conocerlas, sin saber como son, sin saber nada de ellas, seguimos tachándolas como enfermas mentales, como locos y personas peligrosas a las que no podemos acercarnos por si nos ocurre algo.

Pienso que nadie sabe lo que realmente se siente si no lo está sufriendo o si no conocen a nadie cercano quien lo padezca, esas son las personas que verdaderamente se pueden poner en el lugar de ellos y pensar antes de decir o hacer algo que pueda perjudicarles. Ni yo misma se lo que sienten, pero puedo ponerme mínimamente en el lugar de otras personas y aunque no sepa sus historias puedo apoyarlas. Aunque muchas veces, he caído en la trampa de la estigmatización y eso es algo que intento cambiar, quiero conocer a las personas y cuando las conozca tendré el derecho de decir como son, mientras tanto no.

Para acabar con la estigmatización creo que deberíamos tratar con las personas a las que “tenemos miedo”, ver que son personas como nosotros que pueden querer y pueden ser queridas sin ningún tipo de problema, que nuestra vida no corre peligro a su lado. Ellos saben valerse por sí mismos aunque necesiten un poco de ayuda. Si tratamos con estas personas de cerca, podremos saber aunque sea un poco como se sienten, como son, y nos daremos cuenta del grave error que cometimos al juzgarlos.

Los prejuicios quedan marcados en las personas para siempre llevando muchas veces a grandes depresiones e incluso a suicidios. ¿Tenemos el derecho nosotros de acabar con alguna vida? Obviamente no. No solo estigmatizamos a los enfermos mentales, sino también a personas simplemente por su apariencia o por su inocencia (bullying). Lo hacen para sentirse superiores a otros  y eso solo refleja su complejo de inferioridad.

 El estigma ha ido de generación en generación, los padres pueden influir en sus hijos, si los padres tienen miedo o rechazan a un enfermo mental, influirán en sus hijos y harán que ellos les traten igual y sientan lo mismo.

Como dice una frase: “Mi enfermedad mental tiene tratamiento, ¿tu prejuicio tiene cura?”. Esta fue una frase que me encantó porque es muy cierta, las personas que padecen una enfermedad mental tienen un tratamiento, sin embargo las personas con prejuicios vivirán con ellos toda su vida, dejándose llevar y perdiéndose las cosas maravillosas que hay en la vida.


Quiero decir, que alguna vez en mi vida, aunque quiera centrarme en otra cosa, me gustaría tratar con estas personas para poder ayudarlas en lo que pueda e intentar entenderlas y aceptarlas por lo que son.